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lunes, 21 de enero de 2013

Wikileaks, los hackers que han revolucionado el periodismo




Un grupo de hackers informáticos reunidos en un grupo sin afán lucrativo sacaron a la luz papeles secretos de diplomáticos de todo el mundo.

La conocidísima Wikileaks era poco más que una pagina de Internet visitada solo por los más internautas hasta que un grupo de grandes cabeceras internacionales decidieron valorar sus informaciones y dar un paso más publicando esos miles de cables que reunían en esa pagina en las hojas de sus periódicos. En ese momento empezó el gran debate que ha despertado el amor de muchos por el nuevo periodismo “ciudadano” pero también el miedo de otros por este devenir de una profesión que hasta hace poco se considerada reservada solo para unos pocos.

Lo cierto es que en ningún momento Julian Assange, jefe de Wikileaks, ni sus colaboradores quisieron quitar el trabajo a los profesionales de la comunicación, pero si querían levantar y encender un movimiento crítico para ayudar a cambiar esto a lo que todos llamamos periodismo y que podemos decir sin miedo a equivocarnos que se ha corrompido o ha perdido gran parte de su esencia. Por ello parece bastante claro que los que se declararon detractores de estos hackers lo hacían más por miedo a perder su situación privilegiada que por defender el periodismo.

Uno de los grandes problemas de Wikileaks, es que las informaciones difundidas por ellos va más allá de la legalidad siendo, en algunos de los países, un delito grave que atenta contra la soberanía del país al sacar a la luz papeles secretos que ponen en peligro la Seguridad Nacional. Este es el caso de Estados Unidos, el estado que más ha perseguido a estos hackers y el más atacado por los mismos. De este país es Bradley Manning, el marine que entregó a Assange la mayor parte de los papeles secretos que han revolucionado los gobiernos de medio mundo. El marine fue encarcelado esperando ser juzgado por un consejo militar. Desde el momento en que se conocieron los papeles Estados Unidos declaró a Julian Assange como enemigo del país y empezó una campaña contra la organización de internautas que ha sumado aún más temas al debate sobre Wikileaks. Los estadounidenses divididos se posicionan entre la sagrada Seguridad Nacional y la Libertad de Información defendida en su carta de independencia.

En Europa, parece estar la cosa más clara y es que el apoyo de las grandes cabeceras al trabajo de Assange y sus colaboradores parece haber dado la razón a los hackers suscitando en el Viejo Continente un debate con difícil solución. Interenet ha dado unas posibilidades a los ciudadanos que, unos cuantos años antes, solo estaba en manos de los poderosos periodistas, que los convertía en Headkeepers. Gracias a Internet los ciudadanos pueden informarse sin necesidad de los medios de comunicación de masas perdiendo, estos, el poder de decidir la agenda de los ciudadanos lo que, para muchos, mata al periodismo. Pero parece que no todos los medios piensan así, empezando por los cinco que decidieron apoyar a Assange y publicar en sus páginas los cables secretos: The New York Times (EEUU), The Guardian (Reino Unido), Der Spiegel (Alemania), Le Monde (Francia) y El País (España). Estos medios, de los más importantes tanto de forma internacional como en cada uno de sus países, apostaron fuerte por Wikileaks y rompieron una lanza en favor del hacker sueco y sus colaboradores, colocando este debate en la agenda mundial. A partir de entonces Wikileaks se convirtió en un ejemplo para todos los ciberactivistas y ayudó a los nuevos movimientos sociales, siendo clave incluso en revoluciones como las de la Primavera Árabe donde Internet fue una herramienta clave para el levantamiento y el posterior derrocamiento de los gobiernos autoritarios.

Es importante contar que la mayoría de cables filtrados no tenían un gran valor hasta que los medios se hicieron con ellos  por lo que podemos considerar a Wikileaks más que un medio de información una fuente que necesitó de los medios para conseguir su objetivo.

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