El presidente de Egipto y líder de los Hermanos Musulmanes en el país africano, ha vuelto a poner en pie de guerra a la ciudadanía egipcia al blindarse frente a los tribunales egipcios
Esta vez la invasión de la plaza Tahrir, símbolo clave de la revolución de 2011, se debe a un "decretazo" impuesto por el presidente y su partido por el cual nada de lo que haga podrá ser llevado ante la Justicia. Según el presidente egipcio este decreto será temporal y se derogará cuando se termine la nueva constitución que se está redactando.
El líder islamista se defiende contra los ataques que lo tildan de dictador al decir que es necesario para conseguir terminar una constitución en un país en el que ya se ha hecho costumbre el protestar por todo lo que no gusta.
Tahrir se ha vuelto a llenar de ciudadanos que ven en este movimiento de Mursi un paso hacia otra dictadura y no piensan tolerarlo. El país es un hervidero y desde que finalizó la revolución no hay mes que no sea noticia por las protestas.
En cuanto al panorama internacional aun no hay posicionamientos y todos se han visto algo sorprendidos ante el "decretazo". Algunos, como los jueces egipcios que se han puesto de huelga, apuntan a que países como Estados Unidos o Israel podrían estar detrás interesados en que el presidente egipcio se blinde para conseguir estabilizar la situación del país y no perjudique aun más las inversiones que esos países tienen en el país.
La situación es bastante tensa y complicada aunque claramente la mayoría de la población está en contra del decretazo, el partido de Mursi, Los Hermanos Musulmanes, ya ha convocado una manifestación este martes para respaldar las políticas de su líder.
Marte soñado
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